El jueves siguiente, a la entrada en Jerusalén, era día de Fiesta en el país. Jesús quiso tener una cena con sus discípulos, pero como no tenía casa en esa ciudad, de nuevo tuvo que pedir prestada una sala grande y alfombrada para poder reunirse con ellos.
Antes
de cenar, Jesús tomó una jarra con agua y una toalla. El era el
Señor, pero igual se arrodilló y les fue lavando los pies a sus
doce amigos, pies que estaban muy sucios de tanto caminar por las
calles polvorientas. Jesús hizo esto porque nos quería enseñar a
todos que debemos servir a cualquier persona en cosas que a veces no
nos gustan.
Cuando
llegó la hora de cenar, Jesús y sus amigos se sentaron a la mesa.
En un momento de la cena, Jesús tomó un pan, dio gracias a Dios y
lo partió para compartirlo con todos. Lo mismo hizo con una copa de
vino; dio las gracias a su Padre por ella y compartió con sus
discípulos. Todos comieron y bebieron del mismo pan y del mismo
vino. Al repartir el pan Jesús dijo:”Este es mi cuerpo, que será
entregado por vosotros” Y cuando compartió la copa de vino dijo
:”Esta es mi sangre, que será derramada para salvaros”.
Jesús
dijo que se hiciera en memoria suya y esto es lo que hacen los
sacerdotes, cuando celebran la Santa Misa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario